Mucho ha cambiado para José Castillo desde el primer momento en que llamó “casa” al estadio Universitario hace ya casi 16 años. Para empezar, aquel rostro limpio de adolescente ha sido reemplazado por uno con una barba que deja ver algunas canas.
Ese joven de apenas 18 años de edad vestía un uniforme de los Leones cuando caminó por los pasillos de su sala en Los Chaguaramos, también llamada “clubhouse”, por primera vez. Ayer, el veterano de 34 primaveras lo hizo del otro lado de la raya de cal y con uno que leía en su pecho “Tiburones”.
“Me siento cómodo aquí”, indicó Castillo, quien se estrenó en la LVBP con el Caracas en la 1999-2000. “Estas fanaticadas, tanto la de Leones, como la de Tiburones, me vieron crecer”.
El “Hacha”, apodo que justamente recibió en un periplo con los melenudos que culminó seis años atrás, practicó con La Guaira, su nueva organización, por primera vez ayer.
El oriundo de Guárico tomó rodados en tercera y segunda base, al igual que también realizó algunos swings en la caja de bateo. Su promedio vitalicio de .305 puntos en la liga han llenado de esperanza a la fanaticada salada, en especial tras la pérdida de Álex Cabrera. Castillo lo sabe muy bien.
“Siento esa responsabilidad. Voy a tratar de seguir sus pasos”, aseguró Castillo sobre el MVP de la zafra pasada.
“Ojalá que pueda regresar a nuestras filas para ayudarnos, para ayudarme. Voy a concentrarme en ayudar al equipo y tomar ese rol que tenía él. No es fácil sustituirlo, pero voy a tratar de hacerlo. Debo intentar llenar ese hueco que dejó. Vamos a tratar de no fallarle a él y tampoco a Tiburones”.
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