Paulo Orlando tiene dos grandes recuerdos de Venezuela. El primero se remonta al 2012, cuando jugó por primera vez con los Cardenales de Lara y sintió lo que es pelear una final en el Caribe. Una campaña más tarde, sufrió en carne propia la dura sensación de la eliminación.
De ambas, el jardinero brasileño se quedó con la primera y por todo lo que significó para su carrera. Él siente, como los peloteros criollos del equipo, la necesidad del título esquivo para la organización larense desde la 2000-2001. Por eso, aceptó volver al país por tercera campaña consecutiva.
“Me gusta jugar con Cardenales, me siento cómodo con ellos. Siempre vas motivado por una temporada nueva. Espero volver a la final y sea diferente al año pasado. Quiero ese titulo que tanto se ha esperado, que sentí cerca, y con los peloteros nuevos esperamos lograrlo”, soltó el toletero desde Estados Unidos, donde descansa tras disputar 136 juegos en AAA de los Reales.
Orlando ve este año en ligas menores “el mejor de mi carrera”. Bateó .301 en 501 turnos, con 21 dobles, 63 remolcadas, .770 de OPS y 34 bases robadas, tope en su carrera.
Su plan para los próximos días será estar con su familia y luego empezar a entrenar antes de tomar un avión hacia Venezuela. Según él, todavía no tiene pasaje de llegada, pero la gerencia larense lo anunció para el 4 de octubre.
“Me pidieron que me pusiera en forma unos días antes de salir para allá. El año pasado tuve problemas con mi pasaporte, no pude entrenar y me costó al principio”, agregó el guardabosque. “Espero llegar antes del inicio de la temporada, para conocer a los jugadores nuevos y el cuerpo técnico para arrancar bien”.
Por otra parte, Hernán Iribarren, Jhonny Montoya y Anderson De La Rosa empezaron este martes sus entrenamientos.
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