Michael Sam fue la sensación del draft 2014, de la NFL, más allá de su selección en el puesto 249. El 8 de mayo, el jugador defensivo se convirtió en apenas el primer homosexual declarado en ser elegido en la historia de este deporte. Su celebración, mientras lloraba y besaba a su pareja, fue transmitida por televisión nacional para todo Estados Unidos.
Esto que ocurrió en el fútbol americano es visto como un escenario utópico dentro del beisbol, según peloteros y técnicos. En el mundo del guante, el bate y la pelota, dicho tema, como en muchos sectores de la sociedad mundial, es un tabú, del cual se habla poco.
La gran mayoría de los consultados para este trabajo afirmó “nunca” haber conocido, por lo menos, a un pelotero gay. Algunos han “escuchado rumores, pero hasta allí”.
Saquemos cuentas: en Grandes Ligas están en róster 750 hombres, repartidos en 30 equipos; cada organización tiene, entre clase A baja y triple A, cinco filiales, donde todas cuentan un aproximado de 3.750 peloteros. Eso sin incluir ligas rookies y torneos independientes fuera de las redes de Major League Baseball. Con esto, ¿cómo es que no se conoce por lo menos un caso en una población tan amplia?
El miedo al rechazo, dentro y fuera del clubhouse, es la principal causa que ven los protagonistas de la disciplina para que esto se mantenga en el anonimato.
“Aquí sería muy difícil por la fanaticada”, dijo Víctor Moreno, pitcher con 17 años en la LVBP. “Si pitan y no superan cuando hay casos de esteroides, imagínate con este tema. También incide la convivencia con los compañeros”.
“No va a ser fácil para esa persona porque vivimos en una sociedad muy machista”, agregó Félix Fermín, quien fuese mánager de Cardenales de Lara la campaña pasada.
La vida del pelotero profesional los obliga a pasar buena parte de sus días junto a sus colegas. En ese trajinar, comparten transporte, duchas, piscinas con hielo y salas de masajes. Este tipo de rutinas pudiesen alterarse si se conoce que algún compañero es gay, según varios entrevistados; inclusive, uno cree que quien decida hacer público sus preferencias sexuales “podría recibir pelotazo en su primer turno”.
Por el contrario, hay otros que no ven necesario un cambio drástico en la vida dentro del clubhouse si se presenta el caso. Lo ven más como un proceso de adaptación.
“Creo que respetaría más al que lo hace público a quien lo oculta”, opinó César Suárez, ficha de los Tiburones de La Guaira. “Al principio será distinto, pero las cosas no tienen que cambiar. Uno igual lo quiere porque es una persona con la que uno pasa todo el año. Es estúpido que se discrimine a alguien por su sexualidad, religión o color de piel”.
Ramón Hernández, por ejemplo, piensa que la latinoamericana es una sociedad más reacia a aceptar este tipo de noticias. “Los norteamericanos son más abiertos, a ellos no les importa tanto lo que piensan los demás”, comentó el exgrandeliga. “Viví en una ciudad como San Francisco, donde se respeta mucho este tema”, agregó Pablo Sandoval.
Sí los hay
Un mánager del circuito venezolano, que también dirige en ligas menores, reconoció que sí existen peloteros que, por su comportamiento dentro del clubhouse, se presume su tendencia homosexual.
“Sí hay, lo hay desde que yo jugaba. Tú lo sabes por cómo se comportan. Hay que preguntarles a esas personas por qué no se han declarado. Todos conocen sus gustos”, dijo el técnico, que prefirió mantenerse en el anonimato; incluso, comentó que alguno de los casos que le ha tocado observar no hacen público sus gustos por estar casados y tener hijos.
Tras abandonar la pelota profesional, cayó en las redes de la cocaína. En 1987 un auto lo atropelló y perdió una de las piernas. Tiempo después fue arrestado por posesión de drogas y vivió en la indigencia en San Francisco, según reportes de la prensa norteamericana. En 1995 murió por una enfermedad relacionada con VIH-sida.
En su autobiografía, Burke señaló que su convivencia con Dodgers y Atléticos fue complicada. Inclusive, varios de sus compañeros en Oakland habrían evitado coincidir con él en las duchas.
MLB busca inclusión
Una de las últimas acciones de Bud Selig como comisionado de MLB fue nombrar a Bill Bean como su embajador para la inclusión. El exgrandeliga, que jugó para Tigres, Dodgers y Padres entre 1987 y 1995, se declaró gay en 1999. La idea de MLB es que oriente y capacite sobre el apoyo a la comunidad lésbica, gay, bisexual_ y transexual en todos los niveles del beisbol. También intentarán evitar sexismo, homofobia y prejuicio en la disciplina. “No quiero cambiar el beisbol ni hacer sentir incómodo a los jugadores. No los vamos a forzar a nada. Es ver a quién afecta esto. Ellos son modelo a seguir. Se trata de ser más comprensivos. Tal vez, algún día piensen diferente”, dijo Bean a mlb.com.
Umpire dio paso al frente
Dale Scott, umpire de Grandes Ligas durante 29 años, hizo pública su homosexualidad el pasado mes de diciembre. De esta manera se convirtió en el primer árbitro abiertamente gay que trabaja en alguna de las cuatro principales ligas profesionales en Estados Unidos (fútbol americano, baloncesto, beisbol y hockey). “Estoy extremadamente agradecido porque Major League Baseball siempre me ha juzgado por mi trabajo y nada más, y de esa manera debería ser”, dijo Scott a la revista OutSports. En la NBA fue noticia el anuncio hecho por Jason Collins el 29 de abril del 2013 sobre su homosexualidad través de la revista Sport Illustrated. El centro jugó su última campaña con los Nets de Brooklyn el año pasado, cuando anunció su retiro.
Esto que ocurrió en el fútbol americano es visto como un escenario utópico dentro del beisbol, según peloteros y técnicos. En el mundo del guante, el bate y la pelota, dicho tema, como en muchos sectores de la sociedad mundial, es un tabú, del cual se habla poco.
La gran mayoría de los consultados para este trabajo afirmó “nunca” haber conocido, por lo menos, a un pelotero gay. Algunos han “escuchado rumores, pero hasta allí”.
Saquemos cuentas: en Grandes Ligas están en róster 750 hombres, repartidos en 30 equipos; cada organización tiene, entre clase A baja y triple A, cinco filiales, donde todas cuentan un aproximado de 3.750 peloteros. Eso sin incluir ligas rookies y torneos independientes fuera de las redes de Major League Baseball. Con esto, ¿cómo es que no se conoce por lo menos un caso en una población tan amplia?
El miedo al rechazo, dentro y fuera del clubhouse, es la principal causa que ven los protagonistas de la disciplina para que esto se mantenga en el anonimato.
“Aquí sería muy difícil por la fanaticada”, dijo Víctor Moreno, pitcher con 17 años en la LVBP. “Si pitan y no superan cuando hay casos de esteroides, imagínate con este tema. También incide la convivencia con los compañeros”.
“No va a ser fácil para esa persona porque vivimos en una sociedad muy machista”, agregó Félix Fermín, quien fuese mánager de Cardenales de Lara la campaña pasada.
La vida del pelotero profesional los obliga a pasar buena parte de sus días junto a sus colegas. En ese trajinar, comparten transporte, duchas, piscinas con hielo y salas de masajes. Este tipo de rutinas pudiesen alterarse si se conoce que algún compañero es gay, según varios entrevistados; inclusive, uno cree que quien decida hacer público sus preferencias sexuales “podría recibir pelotazo en su primer turno”.
Por el contrario, hay otros que no ven necesario un cambio drástico en la vida dentro del clubhouse si se presenta el caso. Lo ven más como un proceso de adaptación.
“Creo que respetaría más al que lo hace público a quien lo oculta”, opinó César Suárez, ficha de los Tiburones de La Guaira. “Al principio será distinto, pero las cosas no tienen que cambiar. Uno igual lo quiere porque es una persona con la que uno pasa todo el año. Es estúpido que se discrimine a alguien por su sexualidad, religión o color de piel”.
Ramón Hernández, por ejemplo, piensa que la latinoamericana es una sociedad más reacia a aceptar este tipo de noticias. “Los norteamericanos son más abiertos, a ellos no les importa tanto lo que piensan los demás”, comentó el exgrandeliga. “Viví en una ciudad como San Francisco, donde se respeta mucho este tema”, agregó Pablo Sandoval.
Sí los hay
Un mánager del circuito venezolano, que también dirige en ligas menores, reconoció que sí existen peloteros que, por su comportamiento dentro del clubhouse, se presume su tendencia homosexual.
“Sí hay, lo hay desde que yo jugaba. Tú lo sabes por cómo se comportan. Hay que preguntarles a esas personas por qué no se han declarado. Todos conocen sus gustos”, dijo el técnico, que prefirió mantenerse en el anonimato; incluso, comentó que alguno de los casos que le ha tocado observar no hacen público sus gustos por estar casados y tener hijos.
El caso de Glenn Burke
La hoja de servicio de Glenn Burke en Grandes Ligas pasa desapercibida. En cuatro temporadas solo jugó 225 partidos, dejó promedio de .270 y un pobre OPS vitalicio de .561, pero la historia con el jardinero se centró dentro del clubhouse. Él fue el primer pelotero que hizo público su homosexualidad siendo jugador activo ante sus compañeros y ejecutivos. Debutó con los Dodgers de Los Ángeles en 1976 y jugó su último partido en 1979, como ficha de los Atléticos de Oakland. A los 27 años, y luego de ser dejado libre por los californianos, decidió retirarse. “Prejuicios me sacaron del beisbol más pronto de lo que hubiese querido”, dijo en entrevista al New York Post en 1994.
La hoja de servicio de Glenn Burke en Grandes Ligas pasa desapercibida. En cuatro temporadas solo jugó 225 partidos, dejó promedio de .270 y un pobre OPS vitalicio de .561, pero la historia con el jardinero se centró dentro del clubhouse. Él fue el primer pelotero que hizo público su homosexualidad siendo jugador activo ante sus compañeros y ejecutivos. Debutó con los Dodgers de Los Ángeles en 1976 y jugó su último partido en 1979, como ficha de los Atléticos de Oakland. A los 27 años, y luego de ser dejado libre por los californianos, decidió retirarse. “Prejuicios me sacaron del beisbol más pronto de lo que hubiese querido”, dijo en entrevista al New York Post en 1994.
Tras abandonar la pelota profesional, cayó en las redes de la cocaína. En 1987 un auto lo atropelló y perdió una de las piernas. Tiempo después fue arrestado por posesión de drogas y vivió en la indigencia en San Francisco, según reportes de la prensa norteamericana. En 1995 murió por una enfermedad relacionada con VIH-sida.
En su autobiografía, Burke señaló que su convivencia con Dodgers y Atléticos fue complicada. Inclusive, varios de sus compañeros en Oakland habrían evitado coincidir con él en las duchas.
Cultura “machista” cohíbe
Alexis González, sicólogo del Zamora FC y la selección de fútbol de Venezuela, asegura que no es sencillo para un atleta hacer público sus gustos sexuales en una sociedad que, según él, no está preparada para admitirlos y respetarlos. “El rechazo es más evidente en los países latinos. Somos machistas. Como país, tenemos un rezago cultural marcado, de unos 30 años. No estamos preparados para la liberación de las personas gays”, dijo el especialista. “En un grupo de 20 o 30 peloteros, que están acostumbrados a bañarse y estar desnudos, posiblemente habrá incomodidad. Entonces, ¿cómo haces para que esa persona se libere si hay una versión que puede creer que le podría gustar al que tiene al lado? Si percibe ese rechazo, no va a salir (del clóset)”, agregó González, quien indicó que hasta hace pocos años la homosexualidad fue considerada clínicamente una enfermedad mental.
Alexis González, sicólogo del Zamora FC y la selección de fútbol de Venezuela, asegura que no es sencillo para un atleta hacer público sus gustos sexuales en una sociedad que, según él, no está preparada para admitirlos y respetarlos. “El rechazo es más evidente en los países latinos. Somos machistas. Como país, tenemos un rezago cultural marcado, de unos 30 años. No estamos preparados para la liberación de las personas gays”, dijo el especialista. “En un grupo de 20 o 30 peloteros, que están acostumbrados a bañarse y estar desnudos, posiblemente habrá incomodidad. Entonces, ¿cómo haces para que esa persona se libere si hay una versión que puede creer que le podría gustar al que tiene al lado? Si percibe ese rechazo, no va a salir (del clóset)”, agregó González, quien indicó que hasta hace pocos años la homosexualidad fue considerada clínicamente una enfermedad mental.
MLB busca inclusión
Una de las últimas acciones de Bud Selig como comisionado de MLB fue nombrar a Bill Bean como su embajador para la inclusión. El exgrandeliga, que jugó para Tigres, Dodgers y Padres entre 1987 y 1995, se declaró gay en 1999. La idea de MLB es que oriente y capacite sobre el apoyo a la comunidad lésbica, gay, bisexual_ y transexual en todos los niveles del beisbol. También intentarán evitar sexismo, homofobia y prejuicio en la disciplina. “No quiero cambiar el beisbol ni hacer sentir incómodo a los jugadores. No los vamos a forzar a nada. Es ver a quién afecta esto. Ellos son modelo a seguir. Se trata de ser más comprensivos. Tal vez, algún día piensen diferente”, dijo Bean a mlb.com.
Umpire dio paso al frente
Dale Scott, umpire de Grandes Ligas durante 29 años, hizo pública su homosexualidad el pasado mes de diciembre. De esta manera se convirtió en el primer árbitro abiertamente gay que trabaja en alguna de las cuatro principales ligas profesionales en Estados Unidos (fútbol americano, baloncesto, beisbol y hockey). “Estoy extremadamente agradecido porque Major League Baseball siempre me ha juzgado por mi trabajo y nada más, y de esa manera debería ser”, dijo Scott a la revista OutSports. En la NBA fue noticia el anuncio hecho por Jason Collins el 29 de abril del 2013 sobre su homosexualidad través de la revista Sport Illustrated. El centro jugó su última campaña con los Nets de Brooklyn el año pasado, cuando anunció su retiro.
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