CRITICO DE DEPORTE

jueves, 16 de octubre de 2014

Buddy Bailey regresó a la que fue su casa y converso con sus ex-pupilos

Buddy Bailey siempre se ha caracterizado por ser un mánager neutral. En su rostro es difícil determinar si hay alguna molestia o en especial, si presenta sentimientos encontrados.

Ayer, por primera vez en la temporada, el mandamás de Tiburones regresó a lo que fue su casa en los últimos 12 años: el estadio José Pérez Colmenares. Para el norteamericano, poco importó su primer juego en la Ciudad Jardín, con la leve diferencia de que ahora, en vez de salir por la puerta del dugout de la tercera base, saldría por la cueva de visitante. 

"Es un tanto diferente por el hecho de que estoy en un clubhouse distinto al que estuve durante la última década. No sabía por dónde caminar en realidad, ni siquiera qué puerta abrir desde afuera; pero lo que sí me costó fue ver a gente distinta a la que saludé durante mucho tiempo en este estadio", explicó Bailey.

Con su caminar pausado subió las escaleras del dugout de La Guaira e inmediatamente cogió un reporte de prensa de los Tigres para comenzar a estudiar cómo le trabajaría a su exequipo, luego de la derrota por 10-1, del lunes, en el Universitario. 

Su mirada estaba enfocada en las montañas que adornan el fondo del coso aragüeño mientras masticaba tranquilo tabaco y a la vez estrechaba un poco antes de la práctica previa al encuentro. Para él, lo de ayer era un juego más. "Un juego sigue siendo un juego y para mí, venir aquí no tiene tanta importancia. Esto no es un Buddy Bailey -Tigres o algo así-; esto es un Tiburones frente a Tigres".

Su presencia en el terreno de juego causó gran impacto. Varios aficionados que disfrutaban de las prácticas de Tigres le gritaron y este respondió con un saludo, para luego conversar un poco con David Concepción y entre ambos dibujaron aquellos recuerdos de Tigres alzando la copa de campeones.

No olvida su último campeonato
Muchas cosas vivió Buddy Bailey con el uniforme de los Tigres de Aragua. Comenzando por aquella temporada 2002-2003, cuando la pelota rentada tuvo que ser suspendida por los problemas políticos que embargaban al país. 

Luego de ello, un sinfín de grandes momentos pasan por su cabeza; dignos de hacer una película al más puro estilo de Hollywood.

Ahora bien, el mandamás tiene que clasificar ese momento que lo dejó sin aliento y que hoy en día aún recuerda con mucho cariño. "Realmente no lo sé. Probablemente el más grande de todos sea el último out del último campeonato que gané con Tigres. Fueron muchos recuerdos aquí, pero cada final que disputamos eran muy especial para mí y que hoy recuerdo mucho. Para mí, la meta siempre fue ganar y haberlo hecho me deja muy satisfecho", comentó el norteamericano.

Tras haberse paseado por aquellos grandes momentos con el uniforme rayado en el coso de Maracay, Bailey se dispuso a continuar y afirmó que tiene una nueva página en blanco para vivir lo mismo, pero ahora con Tiburones. 


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